miércoles, 26 de marzo de 2008

Fernando Galicia Poblet

ARTÍCULO EN EL DIARIO "METRO"

Hola a todos:

Hoy día 26 de marzo aparece en el diario "Metro", en la página 8 del suplemento "Metro On" un artículo acerca de un libro que se ha escrito sobre las tribus urbanas (y ya van...). Ahí se dice que los heavies son violentos, entre otras cosas. Como ya estoy harto de estas cosas les he respondido con una carta que os pongo más abajo. Os animo que hagáis lo mismo.

Estimados amigos:
Hoy día 26 de marzo de 2008, y como todos los días, he cogido su diario "Metro" para leerlo. Pero hoy, al contrario que otras veces, he sentido una gran decepción al leer un artículo titulado "La pinta no lo es todo", firmado por Esther Bedia, en la página 8 del suplemento "Metro On". En él se habla del libro "Tribus urbanas. Ritos, símbolos y costumbres", escrito por David Madrid y Jorge Murcia (según se indica "nombres supuestos de dos miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado"), y editado por Arcopress, "desde la experiencia de años dedicados al estudio de la sociedad en la que trabajan".
En dicho artículo (y por lo que se ve en dicho libro) se habla de lo que se viene denominando "tribus urbanas" (otro más), y de nuevo volvemos a ver la clasificación en "violentas" y "no violentas". Veo con sorpresa que los heavies están incluidos en el bando de las "violentas", en el mismo saco que neonazis o latin kings. No voy a caer en juicios de valor acerca del trabajo en profundidad de los autores, ni en lo que suponde la clasificación del resto de "tribus" porque sinceramente desconozco muchas de ellas para poder opinar, pero lo que sí sé es que los heavies no son violentos. Parece increíble que después de tantos años se siga cayendo en el tópico fácil de identificar la "pinta" con la actitud; de no ver más allá del escaparate y quedarse simplemente en el lado cómodo de la opinión general que, por otro lado, se alimenta de patrañas y de la falta de rigor como la demostrada en este libro y en este artículo (sí, lo siento, pero el periodismo de verdad debería ser algo más que repetir los datos que mandan las editoriales y las casas comerciales, que lo único que quieren es vender libros sin importarles el contenido).
Los heavies son violentos; son drogadictos; son peligrosos; están todo el día bebiendo y fumando porros; son de clase social baja... y así podría llenar una página entera de tópicos a los que desgraciadamente ya nos vamos acostumbrando. Pedro Bruque escribió hace muchos años un tema titulado "El heavy no es violencia", que sirvió además de "banda sonora" para una serie de conciertos benéficos que llevaban el mismo nombre. Casi treinta años después todo sigue igual, y los tópicos siguen ahí. La falta de rigor queda patente en pequeños datos, como que "la capital del heavy por antonomasia" es Albacete debido al festival Viña Rock ("punto obligado de reunión de todo heavy que se precie") y al festival Metalmanía. En primer lugar no hay una "capital del heavy"; afortunadamente (y por si sirve que lo diga para culturizar un poco a los responsables de libro y artículo) no hay una "capital del heavy" en España. Hoy en día el heavy es un fenómeno en expansión y muy abierto a cualquier región de nuestro territorio, algo que lo ha enriquecido sobremanera. En segundo lugar el Viña Rock no es un festival heavy: es un festival en el que hay un escenario dedicado a dicho género, pero ni mucho menos el principal. En tercer lugar, el festival Metalmanía sólo tuvo una edición en Villarrobledo (y dos en total contando con la edición de Valencia)... en el año 2003 (así que cita obligada no va a ser). Veo que los años de experiencia los dedicaron a otro tipo de estudios o a otro tipo de "tribus", porque en heavy metal suspenden. ¿En cuántos conciertos/festivales han estado? Supongo que no muchos ¿En cuántos de ellos ha habido una sola pelea (y ya no digamos algún herido)? No creo que hayan visto nada de esto, sinceramente. Ni creo que lo vean por muchos conciertos que vayan a ver de ahora en adelante. De hecho les animo a que lo hagan, así al menos podrán disfrutar de buena música y buena compañía. Prueben con Metalway o Monsters of Rock, a ver qué tal un festival heavy de verdad.
De todas formas, y pese a lo leído, espero que sigan "estudiando" el heavy, a ver si poco a poco van cambiando las cosas y comienzan a desmentirse muchas de las mentiras que se han dicho acerca del público y de la música en cuestión. En el mundo del heavy hay muy buenos periodistas, abogados, historiadores, ingenieros.. y por supuesto enormes músicos. Yo soy músico y musicólogo. Sé lo que estarán pensando, y se equivocan: soy profesor superior de música titulado por el Conservatorio Superior de Música de Madrid, y Licenciado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad Complutense. Sí, los heavies también tenemos estudios, ya lo ven. No voy a decir que sea una persona ejemplar y modélica porque no creo que deba ser yo el que juzgue eso, aunque sí puedo asegurar que no soy violento. No me he peleado en mi vida, ni he disfrutado con una buena bronca, ni lo haré nunca. Si hay algo que valoro es el respeto por los demás, la paz y la tranquilidad (y no: no es incompatible el heavy metal con la tranquilidad, créanme. Si se acercan un poco lo descubrirán). Amo la buena música, los buenos músicos y el saber hacer de auténticos profesionales de este arte, ya sean heavies o no. En el heavy hay mucho de eso, aunque si nadie ve más allá de la "pinta" no lo descubrirá nunca.
Les invito a que del 1 al 4 de abril se pasen por las VI Jornadas "El Heavy Metal en España", que tendrán lugar en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid (sí, el heavy también tiene hueco en la Universidad. Sorprendente ¿verdad?), en donde habrá conferencias, clases magistrales, proyecciones, programas de radio, presentaciones de discos y libros... Quizás sea un buen comienzo.

Un saludo,
Fernando Galicia Poblet.

domingo, 23 de marzo de 2008

El amor es ciego

AGENCIAS 23-03-2008

Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que las personas que están realmente enamoradas pierden la capacidad de criticar a sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a confirmar aquel popular refrán que asegura que "el amor es ciego".

Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o maternal, en los que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas regiones del cerebro, según ha explicado a Efe la neurobióloga Mara Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona.

Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se "desactiva" la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas.

Se suprime, por tanto, la capacidad de criticar a los seres queridos, una situación que se reproduce tanto en humanos como en animales. "Cuando nos enamoramos perdemos la capacidad de criticar a nuestra pareja, por lo que puede decirse que, en cierta manera, el amor es ciego", señala Dierssen, que recientemente ha participado en un ciclo sobre "Amor, ciencia y sexo" organizado por la Obra Social de La Caixa.

Los estudios que desde hace varios años se llevan a cabo en humanos y ratones para conocer el complejo funcionamiento del cerebro están aportando datos tan novedosos como sorprendentes en el siempre estimulante terreno del amor. Estos avances están ayudando, por ejemplo, a responder a preguntas tan básicas, pero también tan enigmáticas y sugestivas, como qué pasa en nuestro interior cuando nos enamoramos, qué sucede en el cerebro o por qué sentimos -o no- deseo sexual.

Una adicción química

El diccionario de la Real Academia Española define el amor como "un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser". Para Mara Dierssen, sin embargo, el amor es algo más simple: "Una adicción química entre dos personas".

Dice esta investigadora que cuando existe enamoramiento de verdad se dan, en mayor o en menor medida, una serie de circunstancias comunes, como la atracción física, el apetito sexual o el afecto y el apego duradero.

Estos sentimientos desencadenan en nuestro interior un conjunto de alteraciones químicas que generan sustancias como la dopamina, responsable de la sensación de atracción, o la serotonina, implicada en los pensamientos obsesivos.

El análisis de estos aspectos, así como de la actividad cerebral, también ha permitido constatar que el cerebro de hombres y mujeres funciona de manera diferente en cuanto al amor se refiere y que cuestiones como los diferentes niveles de apetencia sexual tienen una explicación científica.

El hombre es más sexual

"Se ha descubierto que existen diferencias entre géneros, de manera que el hombre es más sexual, tiene un apetito sexual más constante, mientras que la mujer es más sensitiva", explica Dierssen.

Incluso la infidelidad afecta de manera diferente a unas y otras especies. Se sabe, por ejemplo, que sólo el tres por ciento de los mamíferos son monógamos, como los ratones de la pradera, las orcas o el hombre, mientras que la gran mayoría son promiscuos.

No obstante, advierte Dierssen, un experimento llevado a cabo en ratones de montaña, caracterizados por su gran promiscuidad, ha permitido comprobar que la monogamia animal es genética y que una simple manipulación de los genes de estos animales puede hacer que los machos sean fieles a su pareja.

El experimento, por el momento, no se ha efectuado en personas, aunque ha despertado un gran interés por el alcance que puede tener en las relaciones humanas, teniendo en cuenta que más del 15 por ciento de los españoles afirma haber sido infiel alguna vez en su vida, mientras que el 43 por ciento asegura haberlo deseado en algún momento.

lunes, 17 de marzo de 2008

Fábula

Cuenta ANTHONY DE MELLO una fábula que me gustaría comentar a mis lectores. Dice así:

«Durante años fui un neurótico. Era un ser oprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que era. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la necesidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo, aunque tampoco podía ofenderme con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día mi amigo me dijo: "No cambies. Sigue siendo tal y como eres. En realidad, no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte."

Aquellas palabras sonaron en mis oídos como una música: "No cambies, no cambies, te quiero." Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡oh maravilla!, cambié.».

Y cuando te canses -porque también te cansarás de perdonar por mucho que le quieras-, acuérdate alguna vez de que también Dios nos quiere como somos y tiene con nosotros mucha más paciencia que nosotros con los nuestros.