TAURO es un signo de tierra, el segundo signo del zodíaco y el caracterizado por su perseverancia y sensualidad.
Tauro también se asocia a los bienes materiales.
Venus, el planeta del amor y la belleza, rige el signo de Tauro y hace que seas una persona muy afectuosa y fiel.
La mayoría de los Tauro tienen buen carácter y muestran una enorme capacidad de afecto, así como un gran gusto por la belleza y el arte. Eres leal y fiable. Mantienes tus promesas.
Por ser el primero de los tres signos de tierra, eres realista, paciente y persistente.
Eres el signo más sólido del zodíaco, prefieres echar raíces y buscas la estabilidad.
El bienestar, e incluso el lujo, es un aspecto muy valioso para ti. De hecho, te corresponde la segunda casa, la parte del horóscopo que abarca el dinero y las posesiones. Esta casa describe tus sistemas de valores, incluido el que utilizas para juzgarte a ti mismo.
Tu signo es un signo rígido, querido Tauro, lo que significa que te gusta la responsabilidad y tomar las riendas. Sin embargo, no eres de los que se ponen manos a la obra, sino de los que delegan.
Como cualquier Tauro auténtico, puede que tardes más de lo habitual en tomar parte en algo, pero una vez que lo haces, no te detienes.
Eres más pasivo que activo y prefieres que el mundo gire a tu alrededor mientras lo observas quieto.
Tus puntos fuertes se basan en tu habilidad para tomar decisiones; no haces juicios precipitados ni sacas conclusiones atropelladas. Piensas las cosas con prudencia, porque la precipitación y los comportamientos compulsivos no van con tu forma de actuar.
En tus relaciones, te comprometes al máximo, eres fiel y buscas la armonía y la paz interior.
Pero también tenéis algunos puntos débiles.
Puedes caer en la trampa de ser una persona obstinada y darte aires de superioridad.
El hecho de tener las ideas tan claras, hace que hagas oídos sordos a las críticas. Esta falta de flexibilidad puede hacer que te resistas a los cambios y que dejes las cosas para más tarde. Corres el riesgo de ser una persona algo perezosa, demasiado indulgente o estar demasiado convencida de tu falta de defectos.