Canción nº 3
Hoy, algo me atosiga, sigo pendiente a ti.
Libérame del nudo que me apresa el pecho... ¡No!
¡No voy claudicando!, busco en la miseria paz.
Esa paz que pretendo que tu ego haga cesar...
Mira fijo a tu madre... ¡¿Merezco esto quizás?!
Batallas interiores que no lograré encauzar.
Suplicios maternales que sedan tu temor.
Pero que siembran flechas en mi débil corazón.
El aura de Luzbel husmea en el ambiente
Fragancia amortecida que te envuelve
¿Dónde estas? ¿Dónde vas?
Sal de la gran burbuja, utópica humildad.
Tú lávales primero los pies sucios y verás...
Verás que es amargo el sentimiento de igualdad,
si no corresponden con la misma honestidad.
Ahora entrega tu sangre, la sangre del perdón...
La que entregas por quienes te darán su negación...
Que amores hay millones, no dudo tu intención.
Pero que amarte... nadie lo hará nunca como yo
El aura de Luzbel husmea en el ambiente
Fragancia amortecida que te envuelve
¿Dónde estas? ¿Dónde vas?
Se acerca la hora:
"Una tarde, su hijo salió de casa sin decir adiós. Se vistió con su mejor traje y se perfumó y lavó con esmero, como si tuviese una gran cita. La madre intuía que quedó para cenar con algunos de esos hombres que él llamaba discípulos.Sus enfrentamientos con el hijo eran frecuentes con respecto a la gente con la cual solía reunirse. Ella siempre pensaba que él ofrecía demasiado a cambio de nada.
El hombre decidió celebrar algo. Tuvo que ser algo importante, ya que acudieron sin falta sus mejores amistades a la cita. Allí tomaron platos discretos, pero se habló de cosas trascendentes que influirían en el transcurso de lo que ocurriría en la noche.
Por supuesto, finalmente Maryam decidió acudir, presentarse en la reunión y hablarle cara a cara a su hijo y a los presentes sobre todo lo que pensaba..."
*Música, letras y textos pertenecen a SAUROM (más info en www.saurom.com)
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